lunes, 24 de septiembre de 2012

CRÓNICA ENTREPARETS 2012 VILAFRANCA DEL CID

Este domingo 23 de septiembre se celebró la V Edición Entreparets de Vilafranca del Cid. Una carrera que combinó pista, senda y asfalto con salida desde la plaza En Blasc y llegada a la misma. La distancia del recorrido fue de 24500m con un desnivel positivo de 850m. Fue la última carrera de la Lliga de Carreres de Muntanya de Castelló Nord.

Eran alrededor de las 8:20h de la mañana y una espesa niebla recubría toda la localidad de Vilafranca del Cid y sus alrededores. El asfalto mojado de la plaza nos mostraba la presencia de lluvia matinal. Parecía una mañana de pleno otoño e incluso de invierno, ya que el fresco se dejó notar en los primeros instantes del evento.

Lo primero que hicimos, después de aparcar los coches en la avenida principal e indumentarnos, fue acercarnos a la plaza a recoger nuestro respectivo dorsal. El 292 fue el número que me acompañó durante la carrera. Una vez más me coloqué mi dorsal en la zona frontal de la camiseta, hoy tocaba la de la subida al bartolo. ¿Por qué? Pues ni idea...No soy supersticioso. Eso sí, mi gorra que no falte. Esta vez no corría solo, estaba acompañado. Jose, Diego, Edu, Erik y Ana formaban el equipo. El equipo Urban Sport Club!!!



Una vez uniformados por completo volvimos al coche para dejar los últimos enseres y retocarnos por última vez. Estuve a punto de prepararme y coger el cinturón de botellines pero algo me decía que iba a ser un incordio y que correría mucho más cómodo sin él. Al final decidí no llevarlo y acerté. Después de que Jose decidiera no ponerse la chaqueta, y de que Erik abriera por fin sus ojos dormilones empezamos a mover nuestros esqueletos. Empezamos a calentar. Edu, Diego y yo no dudamos en empezar fuerte. Nos alejamos de la plaza a un ritmo elevado para subir lo más pronto posible las pulsaciones y que la temperatura corporal  subiera. No teníamos mucho tiempo. Hicimos una parada en la mitad del calentamiento para realizar estiramientos y "bajar líquidos corporales" Lo reanudamos enseguida y fuimos elevando el ritmo progresivamente en sentido contrario para acabar con las pulsaciones al máximo. Quedaban 5 minutos para el inicio de la carrera. Siempre me gusta acabar el calentamiento a falta de 5-8 minutos con la sensación de que me falta el aire. Durante esos pocos minutos a mi cuerpo le da tiempo para volver a bajar pulsaciones y de mantener una temperatura corporal adecuada para empezar la carrera con las mejores sensaciones.


Ya en la línea de salida empezaba esa pequeña tensión que siempre aparece a pesar de llevar varias a tus espaldas. Enseguida intenté avanzar posiciones para poder salir cómodo y rápido. Volví a estirar. Aún faltaban 2 minutos e intentaba hablar con mis compañeros para que avanzaran posiciones y evitar posibles atascos iniciales. Una vez agrupados sonó el cohete de salida y una estampida de 300 corredores partió desde la plaza En Blasc hacia los puntos más bajos de la localidad. No empecé tan fuerte como en otras carreras, ya que sabía de antemano que la primera subida no era de senda, por tanto, me iba a dar la posibilidad de adelantar con mayor facilidad gracias a las dimensiones del camino. Edu, Jose y yo salimos juntos al mismo ritmo colocándonos en una muy buena situación. Edu, triatleta desde hace 7-8 años se desmarcó aumentando el ritmo dejándonos a Jose y a mi unos 50 metros más atrás. Ana, Diego y Erik se quedaban más atrás controlando la carrera y economizando esfuerzos para poco a poco ir aumentando el ritmo y avanzar posiciones. Una vez nos alejamos de la población empezamos a observar el bonito paisaje bañado por la niebla matinal.







Parecía que estábamos a 5000m de altura. Por un instante empecé a soñar. Después de un pequeño tropiezo con una piedra que no llegó a hacerme caer los sueños se acabaron y la realidad volvía a estar presente. Jose y yo perdimos la estela de Edu y nos dedicamos a llevar nuestro ritmo. Un ritmo cómodo pero a la vez al límite. Nos hablábamos de vez en cuando como hacemos en todas las carreras, ya que Jose es mi hermano en la montaña. Un ¡cuidado!, un ¿cómo te sientes?, un ¡vamos de lujo, no apretemos!, un ¡andamos!, ¡venga coño! son algunas de las expresiones que cruzamos durante toda la carrera. Me gusta sentirlo cerca ya que llevamos ritmos similares y nos ayudamos muchísimo psicológicamente. El día que uno no se siente tan bien el otro tira de él. Empezaron las sendas y los terrenos pedregosos y técnicos, y con ello las dificultades. En el primer control a unos 5km de la salida solo tomamos líquido para recuperarnos de la primera subida que fue bastante prolongada. Una vez llegados al primer control tocaba bajar. Durante todo el trayecto las bajadas no fueron muy pronunciadas pero sí pedregosas y con cierta dificultad para la pisada. Hasta el kilómetro 11 me encontré con muy buenas sensaciones tanto físicas como psíquicas. Me sentía fresco y ágil y conseguía alcanzar a Edu en alguna que otra bajada, aunque volvía a alejarse en cuanto el relieve era llano. José iba detrás y cuando quería saber cómo iba solamente tenía que abrir la boca y preguntarle. De momento íbamos los dos fenomenal con Edu más adelantado y con Erik, Diego y Ana por detrás. Llevábamos aproximadamente 1 hora de carrera y el segundo control apareció. Tocaba ingerir algo sólido. Me tomé dos vasos de agua con medio plátano. Esto me daría las fuerzas suficientes para afrontar una de las subidas más fuertes y duras del día. Jose no sé lo que tomó pero le dije que comiera, ya que no suele comer mucho durante el transcurso de las carreras, y hoy iba a necesitarlo. Empezaba la subida y poco a poco íbamos superando los metros de desnivel más duros. Segunda subida fuerte y segunda prueba superada. Arriba Jose y yo nos echamos una ojeada para comprobar las fuerzas y comentamos que ya habíamos alcanzado el ecuador. Ahora venía una larga bajada de 2 kilómetros con un control entre medias. Durante la bajada pude alcanzar a Edu. Me vino bien para enlazar sensaciones con él. Un choque de manos y un ¿qué tal? me dieron fuerzas para seguir llevando el ritmo del principio. Jose iba unos metros por detrás. Una vez llegados al control nos reunimos los tres de nuevo y solo me dio tiempo de ingerir un trozo de tarta de manzana junto a dos vasos, uno de agua y otro de bebida isotónica. Seguíamos bajando y me sentía libre, veloz y con fuerza aunque empezaba a preocuparme por mi glúteo que empezaba a lastimarse. Notaba pequeñas molestias. Una vez llegados al kilómetro 16 aproximadamente llaneamos una corta distancia donde Edu volvió a desmarcarse con su frenético ritmo. Empezaba la última subida fuerte de la carrera. Nos esperaban 2 kilómetros de fuerte desnivel donde los pasos cada vez eran más lentos y las sensaciones de cansancio eran ya notables. Las molestias en el glúteo cada vez eran mayores y los pequeños calambres ya estaban presentes. Poco a poco íbamos subiendo intentando hablar lo menos posible y manteniendo la mente en blanco para que el cerebro trabajara lo menos posible. Quería reservar fuerzas para el final. Ahora venían 2 kilómetros de bajada bastante rápida donde dejé un poco más atrás a José y me encontré con Edu. Me coloqué delante de él y juntos bajamos muy rápidos, hasta el kilómetro 20 donde el llano volvía a aparecer y, por tanto, Edu a desaparecer. Intenté cogerme al ritmo pero era imposible, Edu cada vez se iba más y más y sólo pude verlo en el control del kilómetro 21, pero parecía que volvía a desparecer. Me quedé tomando un vaso de isotónica y estiré mis glúteos para poder relajarlos. Jose venía más atrás con dolores de rodilla que le impedían mantener el ritmo del principio. Una vez estirado mi glúteo levanté la cabeza y vi muy lejos a Jose y decidí partir. Quedaba alrededor de 3500m y tenía que sacar fuerzas de donde no habían. Parece ser que los estiramientos funcionaron y salí con fuerza y con mejores sensaciones. Nos quedaba una bajada técnica y estrecha con bonitas vistas y con cierto peligro que la bajé con tranquilidad, ya que por detrás no venía ningún corredor al que poder molestar. Una vez bajo me sentía bien y aumente el ritmo adelantando a dos corredores. Miré hacia arriba hacia la ladera por donde bajaba la senda para poder ver a Jose, pero seguía sin poder tener referencias de él. Ya solo me quedaba el último repecho, un pequeño peñón con senda y la subida por las escaleras del pueblo. La gente animaba y empezaban a oírse los aplausos y el jolgorio. Arriba del peñón tuve referencias de Edu, lo tenía aproximadamente a 30-40 metros. Apreté un poco más hasta poder verlo más de cerca y una vez tocamos las escaleras miró hacia atrás y me dijo: ¡Ya sabes Óscar! ¡Toca entrar juntos! Nos dimos la mano y empezamos a subir escalón por escalón hasta la recta final. Edu marcó un ritmo ligero que intenté aguantar hasta el final donde ambos nos volvimos a dar la mano para saborear la línea de meta. El cronómetro marcaba 2 horas y 25 minutos. Posición 49 para Edu y 50 para mi. Llegábamos 6 minutos más tarde que la primera corredora y 37 que el primer corredor. 5 minutos más tarde y con un tiempo de 2 horas y 30 minutos llegaba Jose con dolores de rodilla. A pesar de los dolores había hecho una muy buena carrera. Una vez en meta los tres pasamos por el último control donde pudimos saborear frutas, pasteles, tarta, coca de tomate y verduras y bebidas varias. El siguiente en llegar fue Erik con un tiempo de 3 horas y 1 minuto. Diego paró el cronómetro a las 3 horas y 7 minutos y Ana a las 3 horas y 17 minutos.






Las  sensaciones al finalizar no eran muy buenas. Las piernas empezaban a engarrotarse y notaba mucho dolor como si me golpearan con martillos por dentro. Era una sensación muy mala y decidí enseguida pasar a la zona de masajes. Pude disfrutar de un gran masaje a 4 manos tanto en la zona anterior como posterior de las piernas. Durante 10 minutos pude sentirme muy bien y relajarme. Una vez finalizado noté muchísima mejoría. Aún así seguí estirando y soltando piernas. Seguí comiendo y bebiendo para continuar la recuperación mientras observaba a mis compañeros como recuperaban encima de las camillas.




La carrera continuaba y seguían entrando corredores y corredoras. Sobre la 13:00h se realizó la entrega de trofeos. Cristobal Adell Albalat del club Mur i Castella Tuga fue el ganador con una marca de 1 hora 47 min y 40 seg. Se quedó a 30 segundos del récord de la prueba que lo tiene actualmente Vicente Calvo Martínez. De chicas la ganadora fue Silvia Sos con una marca de 2 horas 19 min y 50 seg. Consiguió el récord de la prueba que lo tenía ella misma en 2 horas 20min 3 seg.

Ya había terminado todo y después de una ducha en la piscina municipal nos esperaba una gran comilona cerca de Vilafranca del Cid, concretamente en la Iglesuela del Cid en "Casa Amada". Buenísimo todo! De primero me tomé unos canelones y de segundo un churrasco. Os lo recomiendo.



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